Cada cierto tiempo, especialmente cuando se revalorizan las pensiones, aparecen contenidos con imágenes de cartas de pensionistas en los que se ve cómo se incrementa la retención del impuesto sobre la renta (IRPF) de un año a otro. En general, estos mensajes critican que el Estado “hace caja” ingresando dinero de la pensión y hablan de “una injusticia fiscal”.
El impuesto sobre la renta es la principal fuente de ingresos del Estado y se aplica para recaudar dinero de las ganancias de los ciudadanos: nóminas, alquileres, beneficios de inversiones, ingresos de las facturas de los autónomos, entre otras. La mayoría de las pensiones, como las de jubilación, también tienen que pagar IRPF.
Hay mensajes que dicen que pagar IRPF por la pensión es una doble imposición (pagar dos veces impuestos por la misma acción), porque el trabajador ya pagó con sus salarios ese IRPF. Pero ya sabemos, o deberíamos saber que no hay una doble tributación porque las cotizaciones sociales reducen la cantidad que se paga de IRPF durante la vida laboral.
Funcionamiento de los tramos del IRPF
El impuesto sobre la renta es un impuesto progresivo. Esto significa que, conforme se ingresa más dinero, el ciudadano paga más dinero al Estado. Para calcular cuánto se debe pagar, Hacienda publica cada año los tramos de retención. Los tramos dividen los ingresos de una persona en conjuntos de dinero. A cada grupo se le aplica una retención mayor, por tanto, a medida que una persona va ganando más dinero, el porcentaje que paga es mayor.
Cada conjunto de dinero funciona de manera independiente. Supongamos que ganamos 20.000 euros anuales de pensión (antes de pagar IRPF). Hacienda nos dividirá estos ingresos por grupos. El primer grupo son los primeros 12.450 euros, que tiene una retención del 19%. Por tanto, pagamos 2.365,50 euros (en el supuesto que no haya reducciones, deducciones, ni aplicaciones de mínimos bonificados para simplificar).
Por el resto del dinero, desde 12.450 hasta los 20.000 euros (es decir, 7.550 euros de ingresos antes de impuestos), Hacienda retendrá el 24%: 1.812 euros. La suma de ambos grupos es lo que finalmente pagaremos de IRPF: 4.177,50 euros. Esa cantidad de dinero representa el 20,89% de lo que ingresamos de la pensión. Ese porcentaje es el que aparece normalmente en las cartas de revalorización y que, por defecto, la Seguridad Social nos retiene.
Ahora, imaginemos que nos revalorizan la pensión y esta aumenta hasta los 22.000 euros. Hacienda nos dividiría nuestra pensión en tres grupos de dinero. Pagaríamos:
- Por el primer tramo, los 2.365,50 euros de antes.
- Por el segundo tramo, que va desde 12.450 euros hasta los 20.200 euros, 1.860 euros (un poquito más que antes).
- Por el tercer tramo, que sería desde 20.200 euros hasta 22.000 euros, pagaríamos el 30%, 540 euros.
En total, pagaríamos ahora 4.765,50 euros de IRPF, lo que representa el 21,66% de la pensión.
El impuesto sobre la renta es personal. Esto significa que, para calcularlo, se tienen en cuenta todos los ingresos de una persona. Como una empresa o la Seguridad Social no tiene acceso a toda la información de un ciudadano, por defecto aplica una retención estándar.
Puede incrementarse la retención de IRPF de un año al siguiente de una pensión, pero eso no implica que la persona vaya a efectivamente pagar más impuesto de la renta. Luego el contribuyente terminará de ajustar sus cuentas con la Agencia Tributaria a través de las declaraciones de la renta. En ese momento, además, el contribuyente podrá aplicar las deducciones y reducciones a las que tenga derecho (la diferencia entre una y otra es el momento en el que se te aplica el descuento). Por tanto, podría pagar menos cantidad de impuestos de las que en un principio había previsto y la declaración de la renta le saldría a devolver.
Ejemplo de cartas de revalorización explicando cada concepto.
Por ejemplo, en estas dos cartas de revalorización que se viralizaron en el contexto de dos subidas de las pensiones consecutivas en 2023 y 2024 aparecen una serie de elementos a tener en cuenta, tanto del año previo como del que comienza: por un lado el importe mensual antes de pagar IRPF, por otro el porcentaje de impuestos que se le aplicaba en cada año y, finalmente, la cantidad neta que la persona recibe tras pagar IRPF.
Ambas cartas responden a situaciones diferentes de ciudadanos sobre los que nos falta información. En ambos casos, aumenta la cantidad de impuesto sobre la renta que se paga por la pensión; pero sin tener el resto de información financiera, no podemos verificar lo que efectivamente esa persona pagará de impuestos al final del año o si se regularizará en la declaración de la renta y pagará más o menos cantidad.
Fuente: Maldita sea Cuidado con los contenidos que relacionan el IRPF y las pensiones · Maldita.es – Periodismo para que no te la cuelen