La relación de afiliados y pensionistas, lejos de 2008

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El secretario de Estado de Seguridad Social lanzó ayer el enésimo  mensaje de calma en torno a la sensible situación financiera que atraviesa el sistema público de las pensiones. Vino a decir que es sostenible, porque los afiliados crecen más que los pensionistas y, además, sus sueldos están mejorando, a la vez que han aumentado sus bases de cotización, lo que está elevando los ingresos de la Seguridad Social. Con los datos del mes de abril en la mano, Octavio Granado quiso zanjar así uno de los grandes debates de esta campaña electoral que, a su juicio, “ha sido el paraíso de las ‘fake news’“. Para ello destacó que, tras recuperarse los niveles de empleo del año 2008, España cuenta ahora con 2,3 cotizantes por pensionista. Sin embargo, esta ratio se encuentra todavía muy por debajo del nivel de hace once años.

La relación entre afiliados y pensionistas es uno de los termómetros más precisos para medir la sostenibilidad financiera de nuestro sistema de reparto. No en vano, son las aportaciones de los cotizantes las que pagan la nómina mensual de las pensiones. Por eso, cuanto mayor sea esta ratio, más garantías habrá de que la solidaridad intergeneracional sostenga el seguro para la vejez de los jubilados y el resto de prestaciones públicas.

Cierto es que la solidaridad entre generaciones, medida en términos del número de trabajadores y parados que hay inscritos en la Seguridad Social por cada pensionista, ha mejorado ligeramente en los últimos meses, hasta alcanzar los 2,3 afiliados por pensionista. Hay que remontarse hasta el año 2012 para observar un nivel similar en las estadísticas del Ministerio de Trabajo. Sin embargo, la ratio ha permanecido prácticamente estancada desde entonces y, pese a la recuperación del empleo, dista mucho de los 2,7 cotizantes por pensionista que había en 2008, justo antes de la crisis.

Gracias al tirón de las contrataciones de Semana Santa el pasado mes de abril se alcanzaron 19.230.362 ocupados, la cifra más alta desde julio de 2008. Entre los trabajadores y los afiliados en situación de desempleo, que también cotizan, la Seguridad Social registró el máximo de afiliados de toda la serie histórica, que arranca en el año 1991. En total, 20.294.099 cotizantes. Estos sostuvieron con sus aportaciones a 8.824.066 pensionistas, es decir, 2,3 a cada uno. Hay que tener en cuenta que el dato de pensionistas es distinto al número de pensiones que abona en total el sistema público (9.715.288 en abril) porque un mismo beneficiario puede cobrar varias prestaciones (jubilación y viudedad, por ejemplo).

De cualquier manera, la conocida como ‘tasa de dependencia’ se sitúa todavía en valores muy cercanos a 2 afiliados por pensionista, nivel bajo el cual los expertos consideran que el equilibrio en los sistemas de reparto se antoja difícil de sostener. Por tanto, el hecho de que haya 2,3 personas cotizando a la Seguridad Social por cada inactivo no es garantía de sostenibilidad, más aún en un país como España, donde este indicador se ve fuertemente condicionado por la evolución demográfica.

Y es que el gran reto que encara la economía española en un futuro no tan lejano es precisamente el demográfico. Según el INE, en el año 2052 el grupo de población de más de 64 años se habrá incrementado en más de 7 millones de personas, mientras que el colectivo en edad de trabajar, comprendido entre los 16 y los 64 años, habrá perdido casi 10 millones. “Seríamos necios si pensáramos que el futuro no nos depara preocupación”, dijo al respecto Granado ayer durante la rueda de prensa de valoración de los datos de paro y afiliación del mes de abril.

En este sentido, el secretario de Estado advirtió de que “cuando llegue el impacto de la generación de los ‘baby boomers’ nacidos en la España de la segunda posguerra, la situación será menos favorable”. “Pero ahora hemos conseguido que la afiliación se incremente muy por encima que número de pensionistas”, aseguró, y aportó varias cifras: los cotizantes crecieron en marzo un 2,93% en tasa interanual, mientras el IPC lo hizo un 1,3% y las cotizaciones un 8,09%. Pero al mismo tiempo, el gasto en pensiones crece a tasas superiores al 7% (5% en términos homogéneos) debido a las últimas subidas aprobadas por el Gobierno, que han ido disparando la nómina mes a mes hasta rozar los 9.600 millones de euros.

Con todo, Granado defendió el modelo por el que ha apostado el Ejecutivo socialista: reducir el déficit revalorizando las pensiones y haciendo crecer los ingresos del sistema. Hay que recordar que en el Programa de Estabilidad remitido a Bruselas la semana pasada el Gobierno en funciones situaba el equilibrio presupuestario de la Seguridad Social en el año 2022. Para alcanzarlo, su hoja de ruta pasa por sufragar a través del Estado determinadas partidas que en estos momentos se pagan con cotizaciones sociales y “recaudar mejor”, en boca de Granado.

Por lo pronto, el número dos de Magdalena Valerio para la Seguridad Social aseveró que ahora los trabajadores afiliados “trabajan más horas y cotizan más”. Y no solo eso, aseguró que los salarios están subiendo, señal de que “España está empezando a comportarse como una economía que ha salido de la crisis”. En suma, “las previsiones del programa presupuestario se van a cumplir y estas son realmente optimistas”, porque indican que la economía española “está sorteando muy bien” las incertidumbres del exterior y la ralentización y que, por el momento, “la serpiente de la desaceleración” no es aplicable a las cuentas del sistema español de la Seguridad Social.

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