La inflación se ha convertido en el principal factor de presión para las economías familiares que llevan ya dos años viendo cómo su gastos aumentan desbocadamente, intensificado por la subida de los intereses de sus créditos, mientras sus ingresos menguan conforme los precios aceleran su subida en una espiral que desde principios de otoño La espiral inflacionista ha hecho que el IPC anual fuese del 8,5%, un registro que no se daba desde hacía más de tres décadas. Los precios, en general, no volverán a su nivel previo a la crisis en el futuro y solo cabe esperar que, como mucho, moderen su ritmo de aumento
El alza de los precios ha mermado en dos años una octava parte el valor de ls ingresos familiares y este fenómeno se está dando con más intensidad cuanto menor es la renta de los hogares, ya que el porcentaje de los ingresos que deben dedicar a adquirir bienes y servicios básicos es inversamente proporcional a estos: a menores recursos, es definitiva, mayor esfuerzo para llenar la nevera o mover el coche. El grueso de ese impacto se localiza en los alimentos, el índice de cuyo grupo ha subido un 21,5% en los dos últimos años, y en otros dos bloques relacionados con la energía: el suministro de electricidad, gas y combustibles para el hogar, que se ha encarecido un 17,75%, y la movilidad personal y el transporte colectivo, que lo han hecho en un 14,55%.
La merma real de los salarios y las pensiones
Las subidas medias de quienes han tenido revisiones salariales se situaron en el 1,7% en 2021 y en el 2,65% en el 2016, dos datos que marcan una pérdida de casi cinco puntos de poder adquisitivo en el primero de esos ejercicios y de más de tres en el segundo. Pero además hay que tener en cuenta que alrededor de la mitad de los asalariados no han tenido revisión al menos en uno de esos dos años. La merma para quienes se han visto en esa situación los dos años alcanza el 12,6%, lo que supone la volatilización de una paga y media.
Ocurre algo similar con los pensionistas, cuyo poder adquisitivo sigue dejándose casi un punto y medio tras el bienio inflacionista pese a encadenar sendas subidas del 2,5% y el 8,5%.
El CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) aportaba que según el Índice de Confianza del Consumidor el 51% de los hogares se encuentran en una situación económica peor que la de hace seis meses, casi un tercio (32,6%) llega justo a fin de mes, uno de cada siete (13,3%) ha tenido que echar mano de los ahorros y el 6,5% se ha visto obligado a endeudarse para salir adelante.
Según la encuesta WIN World Survey las consecuencias de la guerra se han sentido en todas las economías. En el caso de España el 51% de los españoles reconoce haber tenido que reducir en los últimos meses algunos gastos debido a la elevada inflación y un 25% se lo está planteando, frente a un 20% que no tiene intención de hacerlo. Este último porcentaje se reduce al 16% entre las mujeres y al 17% entre los entrevistados del grupo de edad de entre 18 y 35 años y se eleva al 26% entre los mayores de 65, en detrimento de los que se plantean reducir gastos en los próximos meses.
Además de España, el estudio recoge datos de un total de 36 países, en los que se ha entrevistado a casi 30.000 personas. Si bien a nivel mundial la media de encuestados que dicen haber reducido ya sus gastos desciende ligeramente al 48%, la de personas que planean hacerlo se eleva al 29%. Esta última es la respuesta en la que se aprecian más variaciones por grupos de edad. Un 34% de los menores de 25 años se está planteando reducir sus gastos en los próximos meses, frente a un 23% entre los mayores de 65. La situación ocupacional y el nivel educativo tienen poco efecto en la reducción de gastos, ya que apenas hay variaciones entre las personas con educación superior y aquellos con educación básica, al igual que entre quienes trabajan y quienes están retirados o desempleados.
Todos los continentes muestran resultados muy similares, a excepción de la región Asia-Pacífico, cuyos habitantes son los que menos han rebajado sus gastos (un 36%), aunque piensan hacerlo próximamente en un porcentaje más alto (un 25%). El resto (América, Europa, África y Oriente Próximo) muestran un comportamiento similar -entre el 50 y el 54% gastan menos ahora-, si bien Europa es donde más se ha dejado notar el efecto de la crisis a tenor de las respuestas recibidas en el sondeo.
Por países, aquellos en los que los ciudadanos han recortado más sus gastos son Grecia e Irlanda (un 70%), frente al 19% en Japón. Por delante de España, en reducción de gastos se encuentran Líbano (63%), Argentina y Chile (62%), Serbia (59%) e incluso Francia y Reino Unidos (59 y 55%, respectivamente). Muy por detrás, se encuentran Ecuador (28%), Hong Kong (35%) o India (38%), donde sus ciudadanos admiten no haber disminuido su consumo especialmente. Entre los que se plantean hacerlo en los próximos meses destacan Japón (45%), Kenia (50%), Filipinas (43%) e India (41%), mientras que en Corea y Hong Kong más del 40% de los ciudadanos no tiene intención de reducir sus gastos.
La paradoja de los endeudados
Las etapas de fuerte inflación dan lugar a una paradójica situación que hace que las deudas pierdan valor real, en un proceso similar al que se da con el poder adquisitivo de los salarios, siempre que el deudor mantenga su poder adquisitivo, aunque esto no ha sido algo muy frecuente a lo largo del bienio inflacionista.
Fuentes: Público