La gente que ya era vulnerable, ahora lo es más y por eso se necesita abordar la pandemia desde un enfoque social y comunitario, no solo clínico. Esta es una de las conclusiones extraídas por el grupo de trabajo multidisciplinar del Observatorio de Salud Comunitaria COVID-19, surgido en el mes de abril a nivel estatal, formado por profesionales de la salud pública y de Atención Primaria pero también por asociaciones vecinales, para entender mejor la realidad e ir más allá del enfoque sanitario e institucional.
Hay un enfoque excesivamente biomédico y escasa capacidad para llegar a la gente de los barrios. Una de nuestras conclusiones es que la pandemia ha provocado que las sedes de muchas instituciones se cierren y los barrios se abran por necesidad, desplegando redes de atención comunitaria para cubrir las necesidades de mucha gente
Los problemas sociales no se resuelven con una PCR, un test de antígenos o un paracetamol. Se necesita inversión en recursos sociales, no una mera contestación clínica”. El Observatorio de Salud Comunitaria COVID-19 se han elaborado una serie de propuestas, plasmadas en un manifiesto hecho público este martes, para que se haga frente a la pandemia desde un enfoque social y no solo clínico. Son cinco los puntos que proponen. Todos ellos giran en torno a la importancia de dar protagonismo a la ciudadanía y a sus organizaciones, “permitiendo su empoderamiento, entendiendo que forman parte de la solución y no del problema.
1. Visibilizando a los invisibles. Las condiciones de vida influyen en la desigual distribución del virus.
Propuesta: Asignación de recursos económicos, humanos y materiales potenciando los servicios públicos en función de las necesidades adaptadas a cada circunstancia y contexto, con especial énfasis en los grupos vulnerables y con un enfoque para reducir las inequidades en salud.
2. Reivindicación del papel de la comunidad en el aplanamiento de la curva. Integrando la mirada a lo individual en su contexto comunitario.
Propuesta: Identificar y reconocer las redes comunitarias que deben participar en el diseño e implementación de acciones en cada territorio, así como asignar recursos y herramientas que faciliten los procesos que lo permitan.
3. Cuidando la narrativa. No culpabilizar, señalar ni estigmatizar sino promover la salud.
Propuesta: Cambiar la orientación de la información y recomendaciones a la ciudadanía por los organismos públicos y medios de comunicación huyendo de la estigmatización fomentando la culpa hacia “el otro”. Informar sobre los determinantes sociales y las condiciones de vida que dificultan de forma muy desigual el seguir las recomendaciones de prevención. Desarrollar políticas de promoción de salud con participación de ciudadanos y organizaciones.
4. Reorientando el sistema sanitario hacia la atención primaria, puerta de entrada a la comunidad.
Propuesta: Revertir la tendencia hospitalocentrista en la asignación de presupuestos y aumentar la inversión finalista destinada a Atención Primaria adaptando la asignación de recursos humanos, materiales y económicos en función de las necesidades y la complejidad de cada territorio, haciendo posible los cambios estructurales y organizativos que permitan a los centros de salud volver a poner el foco en las comunidades.
5. La salud pública creando sinergias entre sociedad y sistema sanitario.
Propuesta: Dotar de los recursos económicos, humanos y tecnológicos suficientes para que puedan existir espacios de trabajo y cooperación efectivos entre los servicios de salud pública, los ayuntamientos y atención primaria. Retomar de forma efectiva los consejos de salud como espacios comunitarios de especial relevancia en la vida comunitaria de los barrios.
Aumentar la inversión en servicios de salud pública que los hagan potentes y efectivos, fomentando contrataciones y condiciones laborales atractivas para crear servicios que puedan dar respuesta a las necesidades de cada territorio con un mayor enfoque en epidemiología social y estrategias de promoción de la salud.