Fijos discontinuos, el ‘truco’ estadístico similar a los ERTE que explica el milagro del mercado laboral

Trabajo no contabilizará como parados a los contratados como fijos discontinuos que dejen de trabajar. La fórmula de contratación que más creció en abril es una de las claves del despegue de la contratación indefinida y el nuevo paradigma laboral

Como la energía, la temporalidad en el mercado español de trabajo se transforma pero no se destruye. La entrada en vigor de la reforma laboral ha destapado los contratos fijos discontinuos como la gran herramienta contra la temporalidad, no solo en términos laborales sino también estadísticos.

Los contratos fijos discontinuos no son un invento de la ministra Yolanda Díaz. Son previos a la reforma laboral estrenada el pasado mes de diciembre. El nuevo marco fija como norma la contratación indefinida y como excepción la temporal. Pero mantiene dentro de la categoría de indefinido el modelo fijo discontinuo para absorber buena parte de esos nueve de cada diez nuevos contratos que antes de la reforma tenían un plazo de finalización establecido.

Y los empresarios han optado por esta fórmula ahora que comienzan las contrataciones anuales para la temporada turística. La diferencia con 2021 y los años anteriores se aprecia ya en el crecimiento espectacular de los contratos indefinidos por ejemplo con la temporalidad extrema, la de contratos de apenas días. Pero se notará con más fuerza en otoño con un aumento del paro previsiblemente más suave gracias a la nueva fórmula de contratación.

Hasta el año pasado, lo habitual en el mercado laboral español era que con la llegada de la temporada baja creciera el paro porque terminaban los contratos firmados en primavera. En 2022 cientos de miles de contratos no terminarán, serán discontinuados. El trabajador dejará de acudir a la empresa pero no constará como parado en las estadísticas del Ministerio de Trabajo. “Figurará como demandante de empleo no parado”, explican en Trabajo. “Sería similar a la situación administrativa que vivieron las personas en ERTE, no trabajaban pero no estaban en el paro”, continúan

Los ERTE llegaron a amparar a más de tres millones de personas en mayo de 2020 que nunca contabilizaron como parados aunque no trabajaran y cobraran prestación. En 2022, en abril, el número de contratos fijos discontinuos ascendió a 283.000 y ya es diez veces mayor que en los cuatro primeros meses de 2021. Cuando estos contratos se interrumpan hasta la siguiente llamada del empleador pasarán a ser “denos”, no parados. En abril, el número de denos era de 219.000.

En Trabajo rechazan el término maquillaje para describir esta lectura estadística de la actividad en el mercado laboral y subrayan que es previa a la llegada de Díaz a Trabajo. Lo que sí ha cambiado es que ahora toda la contratación debe ser indefinida salvo casos muy tasados. Y eso convierte a los trabajadores fijos discontinuos en la opción de empleo indefinido preferida para muchos de los trabajadores que antes eran temporales.

La ventaja para los trabajadores contratados con la nueva fórmula es que ganan derechos como antigüedad o indemnización por despido, que no es poco. Pero aún así, los inspectores de Trabajo observan esta fórmula como uno de los nichos potenciales más claros de precariedad, según la presidenta del sindicato de Inspectores, Ana Ercoreca.

Sea como sea, el mercado de trabajo español completó el pasado mes de abril su primer mes con la reforma laboral aprobada en diciembre plenamente en vigor. Y los efectos del nuevo marco legal, que establece como norma la contratación indefinida y como excepción la temporal, se manifestaron con un despegue inédito de la primera.

Uno de cada dos contratos firmados en abril fue indefinido, cuando lo habitual en la última década era una proporción de nueve contratos temporales por uno indefinido. «Ha cambiado el paradigma y no pasa nada», indicó Díaz, triunfal, en un acto informativo que coincidía con la presentación mensual de los datos del paro. La entrada en vigor de la reforma sumada al arranque de las contrataciones para la campaña turística arrojan unas cifras espectaculares que refuerzan a Díaz. La respuesta que más esperaban ayer sus interlocutores era si se presentará como candidata líder de una nueva nueva plataforma política. «Lo decidiré a final de año», respondió.

Es muy probable que hasta entonces el mercado laboral siga soplando a su favor. Si no es en términos de bajada del paro, lo será en reducción de la temporalidad. En ese punto tiene la partida ganada porque juega con todos los triunfos.

El paro registrado en las oficinas de empleo retrocedió el pasado mes de abril en 86.260 personas que suponen un 2,7% menos que en marzo. El número de personas que están oficialmente en búsqueda de empleo baja así hasta situarse cerca de los tres millones (3,02 millones) en el comienzo de un trimestre que es de los más activos en cuanto a creación de empleo en el mercado laboral español. La cifra se sitúa en niveles de 2008.

La tendencia continuará hasta la desaparición del contrato de obra y servicio, muy empleado en sectores como la construcción. Su relevo será el que queda bajo la fórmula de fijos discontinuos. «Son indefinidos, estables y dan los mismos derechos, los mismos que el resto: antigüedad, indemnizaciones por despido… Es una norma que cambia nuestro paradigma y queda mucho por hacer», advirtió Díaz en presencia de un nutrido grupo de empresarios y miembros del Gobierno.

En este sentido, la reforma laboral que ha cambiado la estructura del mercado en cuanto a contratación aconseja observar qué tipo de contratos son los que se firman. Desde un punto de vista estadístico a la hora de medir la calidad del empleo, puede llamar a engaño como un trampantojo. El hecho de que el contrato indefinido se haya establecido cono norma frente al temporal no significa que todos los nuevos empleos sean para siempre y a tiempo completo. De hecho, la mayoría serán a tiempo parcial o discontinuos. En conjunto y como media durarán menos que antes de la reforma laboral.

El mercado de trabajo español tiene un fuerte componente estacional que no ha desaparecido, como refleja el hecho de que el principal impulso a la contratación indefinida llega de los contratos a tiempo parcial y muchos de los firmados el pasado mes serán discontinuados el próximo mes de septiembre sin romperse. Las personas con estos contratos que dejen de trabajar hasta la próxima llamada del empleador, quizás seis meses después, siguen contratadas de manera indefinida a ojos de la Administración. Pero, como ha asegurado hoy la ministra de Trabajo, «son contratos estables».

El pasado mes de abril se firmaron 284.732 contratos indefinidos a tiempo completo y 413.914 a tiempo parcial. Los primeros aumentaron un 177% y los segundos se multiplicaron por seis, un 573%. Si se toma el periodo de enero a abril, los que son a tiempo completo crecieron un 116% mientras que a tiempo parcial lo hicieron en un 296%. La temporalidad se trasvasa así a unos nuevos contratos que tienen más derechos reconocidos pero están lejos de igualarse con trabajo permanente a tiempo completo.

Mayor aún es la dinámica en torno a los contratos fijos discontinuos que son también indefinidos y que asimismo pueden ser a tiempo completo o parcial. En el mes pasado fueron la modalidad a la que más se recurrió dentro de la contratación indefinida con 238.000 contratos y también la que más creció, al duplicarse su uso. En términos anuales, se multiplican por 10.

Fuente: El Mundo

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