EL PESO DE LOS SUELDOS EN EL PIB SE HUNDE Y ESTÁ AL NIVEL DE 2012

Los salarios totales han subido un 10,9% desde 2019, mientras que el incremento total del IPC en el mismo período fue de un 12,5%.

 

España encabeza el ranking de la OCDE de pérdida de poder adquisitivo sobre los salarios y el peso real de los sueldos en el PIB español no deja de hundirse desde 2020 y está al nivel de 2012.

 

El PIB es el resultado del cálculo por medio del pago a los factores de la producción. Todo ello, antes de deducir impuesto

Donde RL representa los salarios procedentes del trabajo, RK las rentas procedentes del capital o la tierra, Rr los intereses financieros, B los beneficios, A las amortizaciones, Ii los impuestos indirectos, Sb los subsidios

 

El último año en que los salarios superan el 50% de aportación al PIB fue el 2009, y se inicia un largo descenso que se prolonga hasta 2017, con una esporádica subida hasta 2020, y vuelve a hundirse hasta 2022. La crisis de 2008 fue una devaluación del factor trabajo y lo mismo está ocurriendo ahora.

El coste salarial sube un 4,7% en tasa anual y si se excluye el factor variable de los salarios (pagos extraordinarios y atrasados), se obtiene el coste salarial ordinario con un incremento del 3,7%. Unos datos totalmente alejados de los cosechados en materia de inflación media, por ejemplo, de 2022: 8,4%.

 

Además, hay un gran número de salarios bajos y un menor número de salarios altos, pero estos son muy altos en comparación con los bajos, lo que hace que la media no sea en la práctica un indicador de la riqueza de la mayoría de los trabajadores. Desde 2019 a 2022, los salarios totales han subido un 10,9%, mientras que el incremento total del IPC en el mismo período fue de un 12,5%. Es decir, que estos han experimentado una pérdida de poder adquisitivo.

El balance de Sánchez: menos poder adquisitivo para trabajadores y pensionistas

El Gobierno suele vender que los ciudadanos no están perdiendo capacidad adquisitiva por culpa de la inflación, pero la realidad de los números es otra. Como puede verse en el gráfico que hay bajo estas líneas, entre los años 2019 y 2022 los trabajadores afectados por un convenio han visto disminuir en 4,2 puntos porcentuales su capacidad de compra; los empleados públicos, en 2,5 puntos, y los pensionistas, nada menos que en seis.

 

Esto supone una situación de empobrecimiento, merma la capacidad del ahorro y el peso de los salarios en el PIB. En España hay actualmente 9.076.616 pensionistas, de los cuales el 59,4 % está por debajo del Salario Mínimo Interprofesional. La mayor parte, el 18 %, se sitúa entre los 700 y los 800 euros de pensión. Como se puede ver en el gráfico, en unas comunidades sufren menos que en otras: ocho de las diecinueve autonomías rebasan la pensión media, que se sitúa en 1.192,30 euros.

La evolución del PIB per cápita, que indica la riqueza de los hogares y de sus componentes, pierde 7,4 puntos respecto al IPC y 6,6 puntos en comparación con la renta disponible de los hogares entre 2009 y 2021. Al finalizar el año 2021, último dato publicado por el INE, el PIB per cápita nacional ascendió a 25.498 euros. Solo seis comunidades autónomas lo superan: Madrid, País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón y La Rioja.

 

El salario mensual más frecuente se sitúa en torno a los 1.450 euros pero hay un gran número de salarios bajos y un menor número de salarios altos, pero estos son muy altos en comparación con los bajos, lo que hace que la media no sea en la práctica un indicador de la riqueza de la mayoría de los trabajadores. Entre 2019 y 2022 los salarios han subido un 10,9 %, mientras que el IPC ha aumentado en un 12,5 %, de modo que se ha perdido poder adquisitivo.

 

Más de 5 millones de personas perciben menos que el salario mínimo anual en España

La razón es que no trabajan las horas suficientes durante el año para llegar a unos ingresos mínimos, que con la última subida se sitúan en los 15.120 euros brutos anuales. Esta cifra, calculada con los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida, refleja un problema al que apuntan los economistas que siguen de cerca la evolución del mercado laboral y así la “pobreza laboral” es un lastre de nuestra economía que la última reforma impulsada por Yolanda Díaz debería haber combatido.

 

En el sector privado se ha reducido drásticamente el peso de los contratos temporales con la reforma laboral, pero en el público aún ronda el 30%. Además, la tasa de permanencia de los trabajadores indefinidos ordinarios con una antigüedad de entre 6 y 12 meses ha caído hasta valores más cercanos a los de los años posteriores a la Gran Recesión. Es decir, que los nuevos trabajadores indefinidos duran menos en las empresas.

 

Además, según los datos del SEPE, en marzo hubo 33.118 contratos indefinidos más que personas firmantes, lo que podría ser indicativo de pluriempleo y trabajo a tiempo parcial. Es decir, la tasa de rotación (contratos/personas contratadas) de los indefinidos ha crecido, si bien la total ha disminuido por la reducción de los contratos temporales con la reforma laboral.

 

Todos estos datos apuntarían a que hay profesiones que siguen siendo intermitentes. En este sentido muchos expertos se muestran cautos a la hora de evaluar los efectos de la reforma laboral y no ven aún con suficiente claridad la mejora en la calidad del empleo. De momento, el único indicador disponible para medir la transformación es el tipo de contrato, que refleja un trasvase importante de contratos temporales a indefinidos, una señal a priori positiva pero no definitiva. Los últimos datos de afiliación de marzo apuntan a una reducción de la tasa de temporalidad hasta el 14%. Pero hay que tener cuidado, decir que se ha reducido mucho la temporalidad contractual no significa que se haya disminuido la precariedad

 

Lo “determinante” es saber cómo han cambiado tras la reforma laboral las condiciones de una persona que tenía contrato temporal en términos de intensidad en el empleo, de salario y de renta disponible a lo largo del año. Pero para saberlo habrá que esperar un par de años.

 

Coste salarial e IPC

Si vemos la evolución del PIB per cápita, un indicador de la riqueza de los hogares y de sus componentes, este ha experimentado una pérdida de valor con respecto al IPC

 

Si lo valoramos con la evolución de la renta disponible de los hogares entre 2009 y 2021. Si bien podemos decir que, en relación al incremento del coste de la vida, nos hemos empobrecido, esto es más o menos notable en función de la comunidad autónoma de residencia.

 

Analizamos la relación entre las subidas salariales de los asalariados (afectados por convenios colectivos), empleados públicos y pensionistas, y la evolución en estos años del Índice de Precios de Consumo.

  • Desde 2019 a 2002, los trabajadores afectados por un convenio han tenido una pérdida de poder adquisitivo de 4,2 puntos porcentuales.
  • Los empleados públicos han perdido 2,5 puntos.
  • Los pensionistas han perdido en este período 6 puntos porcentuales.

 

Los precios suben más que los salarios y las pensiones. Esto supone una situación de empobrecimiento, merma la capacidad de ahorro y el peso de los salarios en el PIB. A su vez, acentúa el riesgo de un menor crecimiento en 2023, con un impacto negativo en la creación de empleo: de empleo con jornadas completas de trabajo y bien remunerado.

 

ENLACE AL ESTUDIO DE USO SOBRE “SALARIOS Y SOBREVIVIR”

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