EL FIN DE LA CONTRIBUTIVIDAD DE LAS PENSIONES

En 1978 se produce una importante reforma en la organización de la Seguridad Social, que tuvo como consecuencia la desaparición del Instituto Nacional de Previsión (INP) y las Mutualidades Laborales dando paso al, entre otros, Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS). Esto se materializa en el Real decreto ley 36/1978, de 16 de noviembre.

 

Tras casi 45 años de historia de la Seguridad Social tal como hoy la conocemos y a pesar de las continuas reformas sufridas por el sistema, Escrivá ha roto el principio contributivo. La segunda parte de su reforma de las pensiones no resuelve el problema de las pensiones como en la misma reforma se reconoce en el diseño del “escudo” de la cláusula de revisión automática del MEI, exigida por Bruselas, pues es evidente que las medidas son insuficientes para asegurar la sostenibilidad del sistema.

LAS REFORMAS PREVIAS A LA REFORMA ESCRIVÁ EN DOS FASES (2021 Y 2023)

Lo que si supone es una subida de las cotizaciones, que no son más que un impuesto finalista al empleo a costa en última instancia del trabajador pues es él quien con su trabajo genera el salario y las cuotas de las cotizaciones derivadas (las pague directamente el trabajador o indirectamente la empresa) a 20 millones de trabajadores para pagar pensiones de 10 millones. A quienes siguen trabajando ya les están descontando en la nómina el nuevo impuesto conocido como MEI (Mecanismo de Equidad Intergeneracional), que se confunde con la cotización de toda la vida pero es diferente porque no formará parte del cálculo de la futura pensión. Las rentas altas, además, pagarán la llamada “cuota de solidaridad”, que tampoco entrará en el cálculo de su futura pensión, y verán elevada su contribución por el aumento de sus bases de cotización, sin que la pensión máxima suba en la misma proporción.

 

En la Comisión del Pacto de Toledo el ministro acudió sin memoria económica pero se apoyó en unos gráficos de colorines en un powerpoint y entregó como soporte técnico un documento titulado «La Acción Protectora de la Seguridad Social y la Financiación del Estado», datado en 2023. Pero este informe es exactamente un calco del editado y publicado en 2021. Los dos textos tiene el mismo índice, los mismos datos, igual número de páginas; todo absolutamente igual. Es imposible encontrar algo relativo a la situación financiera que vive España y que tiene que ver con la inflación, el incremento de los precios, y de cómo esto ha afectado a la economía nacional y a las cuentas públicas, y sobre todo, a la indexación de ello a nuestro sistema de pensiones en este ejercicio presupuestario.

 

Es impropio que el ministro hurte al conocimiento general esos cálculos tan, en sus propias palabras, ”sofisticados” como ocultos. Estamos hablando de una cuestión tramitada con oscurantismo, precipitación y ausencia de debate técnico con un mínimo de rigor. Las chapuzas de Escrivá son muy peligrosas porque afectan al corazón y al futuro de nuestro sistema de bienestar social. Aunque él, en su modestia, probablemente sienta que todos los necios conspiran contra él.

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