EL CONFLICTO GENERACIONAL POR LAS PENSIONES

La reforma de pensiones planteada por el Gobierno carga de impuestos y deuda a las nuevas generaciones, que además tendrán que ocuparse de sostener la natalidad y criar a sus hijos en unas condiciones laborales muy inciertas. Los recursos públicos dedicados a la juventud han descendido año a año mientras que los destinados a los mayores aumentan

 

Los jóvenes de hoy soportan un paro por encima el 30%, uno de cada cuatro está en riesgo de pobreza, no pueden emanciparse hasta pasados los 30 años, y no pueden tener su primer hijo hasta los 35.

Pese a todo, los recursos públicos dedicados a la juventud han descendido año a año mientras que los destinados a los mayores aumentan. A lo largo del período 2008-2018, mientras el peso de las prestaciones de vejez respecto al PIB aumentó 3 puntos, el peso de las prestaciones familiares se mantuvo al mismo nivel. El salario medio de los jóvenes entre 16 y 29 años ha caído más de un 5% en la última década mientras que las pensiones de jubilación han subido cerca de un 3%, y las pensiones de los nuevos jubilados ya son de 1.400 euros.

Pese a las advertencias de algunos expertos, el Gobierno ha decidido que el peso de la reforma de las pensiones recaiga sobre los jóvenes. Serán éstos los que tengan que asumir subidas en sus cotizaciones mediante el nuevo MEI durante más años. También tendrán que afrontar el aumento de gasto que supone indexar la subida de las pensiones al IPC, y cargar a los Presupuestos los cerca de 14.000 millones de gastos impropios que antes pagaba la Seguridad Social con cotizaciones y ahora habrá que pagar con impuestos o sacándolos de otras partidas.

 

Y esto es solo el principio. La AIReF calcula que en 2050 serán necesarios 450.000 millones para pagar un año de pensiones, ahora gastamos alrededor de 150.000 millones al año. También calcula que la población en España aumentará hasta los 54 millones de habitantes en 2050, mientras que la población en edad de trabajar se mantiene por encima de los 30 millones. Como consecuencia, la tasa de dependencia (entendida como población de más de 66 años entre población entre 16 y 66 años) alcanzará el 53% en 2050. Esto es, casi un trabajador por cada pensionista. Es decir, el triple de gasto para los mismos trabajadores.

 

Lo que no podemos hacer es comparar a los jóvenes con los mayores actualmente. Debemos comparar la situación de los jóvenes de hoy con los mayores cuando eran jóvenes, o analizar cómo van a ser los jóvenes actuales cuando sean mayores, cosa que no sabemos ya que nadie sabe cómo será el futuro.

Lo cierto es que si comparamos las condiciones de los boomers cuando eran jóvenes con las de los jóvenes de hoy, las ventajas son abrumadoras a favor de los jóvenes actuales, pero también es cierto que la percepción de su propio futuro que tienen los jóvenes actuales es mucho peor.

Muchos expertos opinan que el aumento del gasto social (pensiones y sanidad) que se prevé con la jubilación de los boomers puede lastrar el desarrollo de las generaciones más jóvenes. “Esto es así indudablemente, y el “no hacer nada” para cambiarlo es una buena noticia para los pensionistas y muy mala para los jóvenes”.

 

Parece evidente que son los votantes mayores los que deciden las elecciones. Los mayores de 55 años son el doble que los menores de 35 en el censo, y las políticas públicas vienen determinadas en muchas ocasiones más por la necesidad de mantener el poder de los partidos políticos que por el interés general.

Que los mayores tengan más peso en las urnas determina las políticas públicas en su favor y en perjuicio de los más jóvenes. Esto se está produciendo ya aunque no sea probablemente de una forma consciente pero se está produciendo.

 

Si no existen oportunidades para los jóvenes, no hay posibilidades para nadie tenga la edad que tenga, ya que si los jóvenes no consiguen empleo digno, no se emanciparán y, a la larga, no se podrán pagar tampoco las pensiones. Parece evidente que se necesita un nuevo pacto intergeneracional, pero lejos del populismo y la propaganda.

 

Muchos opinan que lo que hay que hacer es ampliar la edad de jubilación más allá de los 67, aumentar el periodo de cálculo y rebajar las pensiones aunque sea muy duro. Más pronto que tarde la Unión Europea nos devolverá a la realidad y todos los partidos dirán todos ellos que no querían pero…

Si se retrasan las decisiones se siembra desconfianza, y si no se hace ahora será peor en el futuro pues cuando se jubilen los boomers (es decir, ya mismo) su peso en las urnas será mucho mayor y será más difícil tocar las pensiones”.

 

En un sistema de reparto, como el nuestro, los que trabajan hoy pagan las pensiones de los jubilados de hoy. Esto ha funcionado mientras que los trabajadores eran muchos más que los pensionistas, pero la situación ha cambiado. Plantear un equilibrio generacional (y no un enfrentamiento generacional) es una apuesta ganadora, ya que todos salen ganando, pero con estos gobernantes no sé yo si eso es factible.

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