Hablar con rigor de pensiones en política es casi radioactivo: todos lo evitan y se mecen el lugares comunes y arengas de trinchera. Esta legislatura no se va a librar del alto voltaje de este debate: el Gobierno quiere aprobar otra reforma: “Tenemos que asegurarnos de que tenemos pensiones dignas en 20-40 años. Para eso tenemos que explorar distintas alternativas”, declaraba hace unos días la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño. Los últimos cambios en el sistema se remontan a 2013 pero da un poco igual: están en suspenso.
Falta información
Los países que a menudo se consideran modélicos por su estado de bienestar, como Suecia, calculan desde hace años sus pensiones conforme a lo cotizado durante toda la vida laboral. Nunca se insistirá demasiado en la necesidad de informar bien a la población sobre la situación. Los ciudadanos sólo podremos tomar razonable y responsablemente esa decisión si conocemos sus costes e implicaciones
Los gobiernos españoles, en general, han negado y siguen negando que las pensiones representen un problema para la hacienda pública. Pero, ¿a costa de qué no son un problema?: ¿de que haya que recurrir cada vez más a los impuestos generales para financiar las pensiones?, ¿de que aumente todavía más la deuda pública?, ¿de que otros grupos de población tengan prestaciones sociales más bajas?
Un estudio de hace dos años de la Universidad Carlos III concluyó que sólo un tercio de los españoles sabe cómo se pagan las pensiones.
Bruselas
En las pensiones siempre está el factor Bruselas y más en estos momentos en que están gestionándose el Fondo de Recuperación tras la pandemia. “La Comisión lleva muchos años haciéndonos recomendaciones relacionadas con las pensiones”, reconocía Calviño, ya que:
- Nuestras pensiones son de las más generosas de Europa. Si se miden por el porcentaje de lo que representan respecto al último sueldo suponen entre el 70%-80%.
- En Francia o Alemania ese porcentaje es del 60% y el 40%, respectivamente.
- Nuestra Seguridad Social (la que ingresa las cotizaciones sociales para pagarlas) lleva un par de años en números rojos preocupantes. Más ahora con el covid y la caída de ingresos..
VER: Europa pone cerco a la subida de las pensiones con el IPC
VER: Europa exigirá ahondar en la reforma laboral y de pensiones para las ayudas
Qué se ha propuesto hasta ahora
En el sistema se pueden realizar varios tipos de ajustes: compensar con más inmigración, pagar con impuestos gastos que no son propios de la Seguridad Social y así reducir sus números rojos, la penalización de las jubilaciones anticipadas, confiar en la buena evolución del mercado de trabajo en los próximos años…
Todas las medidas se debatirán con los agentes sociales. Es el mensaje que se repite desde el Gobierno. Se aspira a conseguir llegar a un acuerdo con ellos. El ministro José Luis Escrivá se ha mostrado bastante optimista respecto a la salud del sistema siempre y cuando se realicen algunos ajustes.
La primera propuesta firme ha sido endurecer la jubilación anticipada tanto la total como la parcial. En el ministerio de la Seguridad Social llevan tiempo trabajando en esta cuestión porque creen que los coeficientes correctores actuales no son suficientes (lo que te penalizan por jubilarte antes).
También se quiere incentivar mejor el retraso su jubilación más allá de los 67 años. Esta idea suscitó cierta controversia porque, según algunos miembros del propio Gobierno, suponía quitarle trabajo a los jóvenes.
En España la edad legal de jubilación alcanzará los 66 años en 2021, pero la edad efectiva, cuando realmente se retira el trabajador es muy inferior: rondando los 62 años de media en 2018. Tratar de acercar la edad efectiva a la edad legal es una medida que puede reducir bastante el gasto en pensiones.
Los “baby boom”
Hay otro factor muy relevante que presiona: la jubilación de la generación del ‘baby boom’. Este tsunami de nuevos pensionistas está a la vuelta de la esquina. El gasto en pensiones ha sido creciente de manera sostenida, pero a partir de ahora esta tendencia va a ser trepidante pues van a jubilarse cohortes muy voluminosas en las que muchos hombres y mujeres han generado derecho a una pensión contributiva.
A partir de 2025 se podrán jubilar la mayoría de las personas que nacieron en 1958. Tendrán entonces 67 años. Fue a finales de la década de los cincuenta cuando España experimentó un enorme crecimiento de la natalidad y entre 1958 y 1977 los nacimientos superaron de manera ininterrumpida los 650.000 al año. Ahora estamos en 300.000 menos para hacernos una idea.
Las jubilaciones de esta generación del ‘baby boom’ incluirán a muchas mujeres con carreras profesionales completas. Hoy, muchas mujeres mayores solo tienen acceso a una pensión de viudedad cuando fallecen sus maridos. Eso va a cambiar radicalmente, traducido: más gasto para el sistema.
La situación es complicada porque tenemos que salvar 25-30 años muy duros (hasta 2050 aproximadamente) y no nos hemos preparado. En realidad, ningún Ejecutivo desde los años noventa ha afrontado esta cuestión con la valentía y responsabilidad necesarias, proponiendo, como se ha hecho en otros países, reformas de calado y que generen confianza. Prácticamente los gobiernos solo han reaccionado cuando se han encontrado con la ‘soga europea’ al cuello”.
Años en el cálculo de la pensión
Pero también se estudia volver a ampliar el número de años que se tienen en cuenta para calcular la pensión que nos correspondería. “No hay nada decidido pero se explorarán todas las opciones“, se insiste desde el Ejecutivo. Pasar de los casi 25 años actuales a los 35 años supondría una caída media de las pensiones del 5,5 %. Habrá personas a las que el cambio les beneficiará y a otras les perjudicará, pero el cambio afectará sobre todo a las personas con pensiones más altas en cuyo caso la reducción puede rondar el 10%.
El Gobierno no excluye la posibilidad de que el trabajador pueda descartar algunos de sus peores años de cotización para mitigar algo esta reducción, pero algunos expertos creen que ésta es una pésima idea ya que para eso mejor quedarnos como estamos porque si no situaremos al sistema en una peor situación de déficit a corto plazo y de solvencia a largo plazo
Los años que se tienen en cuenta para calcular la pensión han cambiado más veces. Esta no sería la primera vez:
- Antes de 1985 se tenían en cuenta sólo los dos últimos años de la carrera de cotización. Si te había ido bien en esos 24 meses, genial, pero si te había ido mal… El primer gobierno de Felipe González extendió este periodo a 8 años.
- En 1997, durante el primer gobierno de José María Aznar, se amplió de 8 a 15 años.
- En 2011, durante el segundo gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se aprobó la ampliación de 15 a 25 años (se hace de manera progresiva todavía no se ha alcanzado este máximo de 25 años).
Extender los años de cotización, además de reducir en promedio algo las pensiones, tiene dos efectos adicionales:
- Por un lado reduce la desigualdad del sistema, pues las diferencias salariales son mayores conforme aumenta la edad. Los sueldos iniciales suelen ser bajos para todos pero luego eso cambia por lo que cuanto más largos sean los periodos para calcular la pensión menor será la desigualdad porque está incluyendo años donde las diferencias salariales entre los trabajadores eran menores. También podría provocar cambios de comportamiento pues la gente cotizaría desde el inicio si sabe que cuenta para calcular su pensión.
- La medida encaja con el principio de contributividad: que la pensión que se cobra esté lo más estrechamente relacionada con lo que se ha cotizado a lo largo de la carrera laboral.
Fuente: niusdiario