El RETA es una parte muy relevante de la Seguridad Social: hoy se integran en él 3,2 millones, de los 18,9 millones de cotizantes totales. Actualmente el RETA es un régimen deficitario, insolidario, y con una deficiente relación de contributividad entre lo aportado y recibido, que da lugar a prestaciones más bajas y a lagunas de protección evidentes (desempleo, incapacidad…).
Actualmente, los autónomos que enferman deben seguir trabajando porque no tienen ninguna prestación, y las cifras indican que solo 2.000 personas que cesaron su actividad el año pasado recibieron la prestación por cese de actividad, el “paro” de los autónomos.
El “sistema de mínimos” en que se ha convertido el Régimen Especial solo interesa, una vez más, a aquellos autónomos que puedan permitirse seguros privados o que tienen una cantidad ingente de dinero acumulado cuando finalizan o disminuyen su actividad.
La cotización por ingresos reales no solo es solvente técnicamente, sino necesaria socialmente. El régimen actual de autónomos es un sistema de mínimos que precariza, que atrae el fraude de los falsos autónomos, que puede agravarse si se concretan algunas de las medidas anunciadas recientemente, y que no se corresponde con el Estado de Bienestar que necesitamos y defendemos.